jueves, 12 de octubre de 2017

¿Y de dónde viene el Tió?

Es la pregunta que nos hizo nuestra hija hace unas semanas, en concreto la noche del 2 al 3 de Septiembre de este año.

Llevaba unos días que había vuelto a salir el tema de la verdadera identidad del Tió. El invierno pasado después de "cagar el Tió" (22-Dic-2016), ya advirtió que no era del todo coherente. Un ratito de siesta no podía dar para que el tronco echara buche. Una parte de ella quería que continuara siendo verdad y otra le decía que no se dejara ... ¿engañar? Ganó en aquel momento la inocencia, el querer que fuera un tronco mágico.

Al igual que hicimos con su hermano (Ver entrada "Confianza en los padres"), si bien nos atraía forzar la situación y decirle la verdad, al no estar del todo interesada en ello, lo dejamos hasta que estuviera preparada.

Y el tema ha ido saliendo a lo largo del año, ganando terreno la realidad. Si bien ya lo entiende, afirma que no le gusta, que prefiere la versión mágica. Le explicamos que es una tradición, resumiéndole mucho el origen. Continuamos diciéndole que a todos nos sigue haciendo ilusión, aunque sepamos que el tronco en si no sea mágico. Y que somos nosotros quienes hacemos al Tió especial: le seguimos llamando por su nombre; seguirá siendo bienvenido cuando sorprendentemente y sin aviso previo, aparezca en el comedor de casa; seguiremos alimentándolo y mirándonos los unos a los otros cuando se coma lo que le ponemos, preguntándonos cómo ha sido; cantaremos a su alrededor "Caga Tió, ..."; abriremos los detallitos que nos deje; finalmente, cuando una mañana nos levantemos y haya desaparecido, tendremos un buen recuerdo de su presencia; y desearemos que esté bien y que podamos disfrutar de su compañía un año más.

Conocedora de la verdad, llegaba la hora de atar cabos: ya que es un tronco adornado que no vuela por sí sólo, ¿cómo llega el Tió a casa? Tal y como lo pensó, lo preguntó, sin preámbulos: "¿Y de dónde viene el Tió?". Nuestra primera reacción fue sonreír y mirarnos. Resultó a la vez tierno y gracioso sentir la vocecita desde la cama. Le dijimos que lo hablaríamos tranquilamente al día siguiente. Ante el temor de olvidar preguntarnos, anotó en una hojita: "Preguntar de donde viene el Tio". La firmó, por si al día siguiente había alguna duda de la autoría de la nota. A pie de nota añadió: "Os quiere", seguido de un corazoncito.

Al día siguiente le explicamos dónde pasaba el año, sin concretar demasiado, porque -según le dijimos- seguiría siendo una sorpresa cuándo vendría este año. Aún sabiendo la verdad, le preocupaba que estuviera sólo, ya que no es sólo un tronco adornado. La calmamos, diciéndole que estaba bien, liadito en una manta y confortable (menos mal que no cayó en el calor del verano). En ese momento su carita nos recordó que si bien estaba creciendo, continuaba siendo una niña.

Crece a tu ritmo, pequeña. Sigue sorprendiéndonos con tus preguntas sobre los Reyes Magos, el Ratoncito Pérez, o cualquier tema que ronde por tu cabecita, sea mágico o sea real.

No hay comentarios:

Publicar un comentario